Podríamos definir una startup como una empresa de nueva creación que tiene grandes posibilidades de crecimiento. También se pueden considerar startups a nuevas empresas con un modelo de negocio escalable.
Puede haber startups de cualquier sector, pero estamos muy acostumbrados a que tengan un claro componente tecnológico. La mayoría de startups suelen estar relacionadas con el mundo de las tecnologías de la información (TICs) y, por supuesto, con Internet.
Finaciación de una startup
Un porcentaje muy elevado de startups utiliza capital de inversores para financiarse. A cambio, estos inversores consiguen un porcentaje importante de la empresa. Hay diferentes tipos de inversores. Si empezamos por abajo, la fórmula más que conocida de las FFF (friends, fools and family). También existen las incubadoras de empresas, que ponen a disposición de los emprendedores una serie de recursos y servicios empresariales para acelerar el crecimiento.
En este post queremos centrarnos sobre todo en aquellos inversores que pueden aportar una cantidad de dinero importante en un corto periodo de tiempo. Es decir, para hablar de inversión nos vamos a quedar con los business angels y con las empresas de capital riesgo. Aunque entre ellos hay diferencias, su forma de actuar tiene una serie de pros y contras para la startup muy similares.
Pros de contar con inversores en una startup
El principal beneficio de los inversores es que inyectan dinero en la startup, lo que permite disponer de un capital para crecer más rápido y acelerar el proceso de expansión.
Los inversores tienden a poner su dinero en sectores que conocen, por lo que también aportarán determinada experiencia y ayudan a las startups a evitar iniciales.
Se reduce la necesidad de facturar inmediatamente, ya que la facturación no va a ser la fuente principal de financiación de la startup. Esto permite actuar a largo plazo y tomar decisiones pensando en el futuro en vez de en el presente.
Por último, se tiende a pensar que los inversores, además de su dinero, pondrán a disposición de la startup una amplia red de contactos que permitirá la expansión de la misma. Aunque es cierto en la mayoría de ocasiones, no es algo que ocurra en el 100% de los casos.
Contras de contar con inversores en una startup
Pérdida de control sobre las decisiones. Los inversores tendrán un porcentaje de la startup y, aunque no sea mayoritario, sus opiniones pesan mucho en el camino a seguir.
Cuando un inversor entra en una startup suele hacerlo por un tiempo determinado. Su principal objetivo será rentabilizar su inversión y salir de la startup en el menor tiempo posible. En muchos casos la salida de los inversores se hace mediante una venta de la compañía.
En caso de que los inversores decidan mantenerse en la startup durante mucho tiempo, si el negocio funciona bien, tu porcentaje de beneficios será menor que si desarrollas tu startup sin necesidad de recurrir a ellos. Además, pueden darse situaciones incómodas con las que tendrás que lidiar durante mucho tiempo.
Modelos de negocio en las startups
Como decíamos al principio, algunas startups cuentan con un modelo de negocio escalable. La idea en la mayoría de ocasiones es conseguir vender la compañía a otra empresa más grande dentro del mismo sector que sea capaz de ampliar el modelo de negocio inicial de la compañía. Este comportamiento es especialmente claro cuando una startup cuenta con inversores. Ya decíamos antes que un inversor lo que busca es multiplicar su inversión inicial y salir de la staratup (es lo que se conoce con el nombre de exit).
Sin embargo, no es obligatorio que las startaps tengan un modelo de negocio claro para conseguir su venta. Un ejemplo de esto es Instagram, por la que Facebook pagó casi mil millones de dólares sin contar con un modelo de negocio y sin tener ningún tipo de facturación.
Ahora bien, no nos engañemos. La gran mayoría de startups no cumple ni siquiera un año de vida. Este dato está ligado a la idea de muchos empredendores de que cualquier startup es financiable y va a conseguir inversión fácilmente. Y no es así. La gran mayoría de las startups no son financiables (que no quiere decir que no puedan ser rentables). Ya decíamos antes que cuando un inversor entra en una startup busca rentabilizar su inversión rápidamente. Por tanto, para que una startup sea financiable ha de conseguir un proceso con el que consiga multiplicar por 4 ó 5 cada euro que ponga en ella un inversor. Si no consigue lograr esto, habrá de recurrir a otros medios de financiación más lentos, como la facturación propia o la fórmula de las FFF que decíamos antes. Y es en estos casos cuando las startups no suelen ir más allá de unos pocos meses de vida ya que suelen estar mal planteadas desde el principio.